
Fotografiando aves al vuelo nunca obtienes unos resultados tan perfectos como cuando uno prepara un hide y calcula luces, posaderos y fondos. Pero al congelar aves al vuelo los resultados ganan en improvisación, naturalidad y, además, se añade la incertidumbre de que uno nunca sabe a ciencia cierta cuál será el resultado. Os presento a unos bailarines del cielo.