Una de las aficiones que mantengo desde pequeño es la de colocarme las gafas y el tubo y sumergirme a pulmón bajo el agua.
En más de una ocasión he probado de cambiar el tubo por la bombona y el regulador de oxígeno pero eso es otra cosa. Ni mejor ni peor: sencillamente distinta. Uno sigue prefiriendo sumergirse en apnea.
He pasado muy buenos momentos dentro del agua observando los comportamientos de los peces y moluscos. El pulpo es el más abundante de nuestros moluscos cefalópodos pero la sepia es especial y siempre me ha llamado la atención.
En la cala donde vivo, hay tres puntos arenosos en los cuales las parejas de sepias hacían mis delicias. Hoy es día son mucho más difíciles de ver sencillamente porque hay muchas menos.
Hay menos sepias por culpa de la presión que reciben por parte de los pescadores profesionales pero sobre todo, porque mueren arponeadas por los practicantes de pesca submarina .
Otro de los factores que van en su contra son los daños causados por las anclas de las embarcaciones que literalmente labran los fondos marinos dejándolos sin algas y destrozando su hábitat.
Nadan a propulsión, y estabilizan su cuerpo con leves movimientos de las aletas que rodean su cuerpo.
Tiene 10 brazos. 8 de ellos con ventosas y de tamaño pequeño y 2 de mayores que dispararan a gran velocidad para capturar sus presas. Esos dos brazos me recuerdan la lengua de un camaleón.
Y no sólo me recuerdan al camaleón por esos dos brazos sino también por su capacidad para cambiar de color. Los tonos que "visten" nos indican su estado de ánimo y utilizan esa virtud como método de defensa para despistar a sus depredadores. Si el método de mimetizarse falla siempre le queda el último recurso que es el de soltar un chorro de tinta.
Llegada la primavera empieza su época reproductiva. Es en esa época cuando la zona inferior de su cuerpo - la parte blanca- luce unos tonos amarillos fosforescentes que deben utilizar para buscar pareja. Es un color extridente y cargado de luz.
Los dos brazos largos a los cuales he hecho referencia antes también son sus brazos de copulación. Tras la cópula la hembra realiza la puesta de huevos . Es el inicio de una vida en común que durará hasta la muerte.
Otra de las características de su cuerpo es la concha interior en forma de esqueleto. Una impresionante lámina calcárea que no es difícil de ver colgada de alguna jaula de canarios o periquitos para que éstos tengan un pasatiempos y complemento vitamínico.
Una anécdota relacionada con las sepias es que recuerdo que , de pequeños, solíamos pescarlas con la técnica de "la famella" (la hembra). Consistía en ir paseando una hembra de sepia remando muy lentamente bordeando la costa y esperando que algún macho se acercara a ella para iniciar la cópula. Uno adivinaba la presencia del macho por los cambios de color de la hembra y preparaba el "salabret" ; cuando estaban en plena cópula cobrábamos el sedal en el que la hembra estaba atada y así capturábamos al macho.
La foto que es muestro es de esta misma mañana y no corresponde al primer baño de la temporada pero sí al primer paseo con gafas y tubo. Es un buen comienzo y mi optimismo me quiere hacer pensar de que no es fruto de la casualidad sino de que la sepia se está recuperando.